![](http://lh6.ggpht.com/nosologadgets/SA-qSYrZeJI/AAAAAAAAAuI/p0IHFi3FD-M/Ni%C3%B1oConRosa.jpg)
Había que alistar a Leonardo para que fuera al nido, y el desayuno, y la lonchera y resultó que los minutos se hicieron segundos y no me quedó mucho tiempo para arreglarme y solo me amarré el cabello y con la cara lavada salí a trabajar.
¡Cómo odiaba el uniforme! No sabía si se achicaba con las lavadas o era yo que estaba cada día más gordita. En fin solo tenía que aguantar unas horas para llegar a casa y sentirme cómoda con mis pantuflas y mi pijama.
Por fin llegó la salida y pude correr a mi hogar para esconderme entre mis sábanas esperando convertirme de Patito Feo en un Hermoso Cisne. Pero la sorpresa llegó después de abrir la puerta...
En la mesa habían unas flores arrancadas de un jardín en un vaso de vidrio con una nota que decía: ¡Para la mujer más bonita!
Por la letra supe al instante que había sido mi pequeño de 3 años. Y es que al regresar del nido siempre pasaba por un parque de flores muy bellas. Y le había pedido a su cómplice Clara que cortaran algunas para que las viera cuando llegara de trabajar.
En ese momento me di cuenta que nuestros hijos nos ven con los ojos del alma y que para ellos no importa los kilos que pesemos, ni las arrugas que tengamos, ni el color de nuestros cabellos. Que se fijan más en la suavidad de nuestras manos para abrazarlos, o en el color de nuestros labios al darles un beso.
Que para ellos seremos sus "reinas de belleza" siempre que les demostremos cuánto los amamos.