¡Una historia con varias enseñanzas!

viernes, 8 de febrero de 2013

Nuestra misión en la vida no es cuidar a nuestros hijos para evitar que les suceda algo malo, en realidad es enseñarles qué es lo bueno y malo, como afrontar las diferentes situaciones que se les presenten en la vida: ya sea el éxito o el fracaso, las alegrías y las penas; defender lo que creen y piensan, pero sobretodo a amarse lo suficiente para saber que su vida tiene un gran valor.

Cuando Leonardo tenía 8 años se le dio por coleccionar unos muñecos llamados Gogos, que tenían diferentes presentaciones, siendo una de las más preciadas las de acabado metálico. Mi hijo había tenido la suerte de poder conseguir uno de color dorado, que era muy raro y que se convirtió en el tesoro de su colección.
Siempre jugaba con su Gogo dorado hasta que una noche me di cuenta que había pasado una semana y ya no jugaba más con él. Eso me pareció muy raro, y por eso me atreví a pregunatarle que había pasado con el juguete. Nervioso me respondió que se lo  había prestado a un amigo, así que le pedí que se lo pidiera de regreso.

Al día siguiente, volví a preguntar por el juguete, y me respondió que en verdad lo había perdido, y que no sabía donde estaba. Me molestó que me mintiera, y que no fuera ordenado, así que le pedí que lo buscara, si no quería ser castigado.

Llegó el fin de semana, y volví a preguntar por el jueguete, porque quería saber cuál era la verdad en todo este asunto, ya que me parecía muy raro que me hubiera mentido; así que cambié mi pregunta por una conversación.

- Amor, le dije. Sabes que cuando decimos mentiras, perdemos la confianza de las personas, y lograr después que vuelvan a confiar en nosotros es muchas veces una tarea casi imposible. Que la confianza se logra con el tiempo y uno se lo gana por actuar de manera apropiada y correcta.  Así que hijo mío, cuéntame ¿qué pasó con tu Gogo?

Entonces, Leonardo empezó a contarme la siguiente historia; Todo empezó cuando un amigo que siempre viene a jugar con él en la casa se lo pidió prestado, y lo llevó al colegio para devolvérselo, pero luego el bravucón de su clase se lo quitó y le dijo a Leonardo que no se lo iba a devolver, y que si lo acusaba con alguien, él lo iba a molestar todos los días de su vida.

Obviamente mi hijo que no estaba acostumbrado a extorsiones, no quiso denunciar esta injusticia, y dejó que el bravucón se saliera con la suya.

Mientras escuchaba el relato, en vez de darme cólera por ver que a mi hijo lo estaban amenazando, me llenó de mucha pena aquel niño que con tan solo 8 años se comportaba y usaba un lenguaje de adultos. Qué clase de vida estaría llevando que a su corta edad había tanta violencia en sus actos.

Y por otro lado, se entristeció mi corazón, porque mi único hijo no había tenido la confianza de contármelo para juntos resolver este problema. Algo estaba haciendo mal que en vez de encontrar en mí a una aliada temía que pudiera castigar su comportamiento.

Así que respiré profundo y le dije: -Mira amor, está mal que me digas mentiras, porque al no tener toda la información real y completa, cómo puedo hacer yo para no ser injusta contigo. Imagina que no me hubieras dicho la verdad, yo hubiera pensado que tú lo perdiste y te hubiera castigado, y eso no hubiera sido justo, porque no era tu culpa. Tú tendrías que pagar por lo que hacen otras personas que no valoran lo que tú haces, te tendrías que quedar sin tu juguete y con tu mamá enfadada, así que al final hubieras recibido un doble castigo, a pesar de ser inocente. Por eso es importante que me digas la verdad, si quieres que sea justa con mis decisiones.

- Además, me duele ver que no confías en mí para decirme las cosas. Yo soy tu mamá, la persona que Dios puso en tu vida para ayudarte, y como voy a poder hacerlo si no me cuentas tus cosas. Si no puedes confiar en tu mamá, va a ser muy difícil que aprendas a confiar en otras personas. Te voy a decir un secreto para que me puedas decir cualquier cosa sin miedo a que me vaya a molestar. Hazme prometerte que no me voy a molestar, y tú sabes que siempre te cumplo mis promesas, así que voy a tener que cumplir y no molestarme por lo que me estás diciendo.
- El otro problema que tenemos aquí es que tienes que defenderte, yo no voy a hablar con tu profesora ni con el papá de tu amigo. Tú tienes que resolver este asunto, y te voy a dar permiso para que hagas lo siguiente: Vas a pedirle a tu amigo que te devuelva tu juguete, y le dices que tú no le tienes miedo, y que lo vas a golpear si no te lo devuelve.

Leonardo se quedó asombrado que fuera yo la que le dijera que debía golpear a alguien y me dijo: pero mamá y si no me lo devuelve ¿debo de golpearlo? ¿no me vas a castigar por eso? Seguro mi profesora te va a llamar para convesar contigo.

- No te preocupes hijo, que si tú le pegas a alguien por defenderte a ti o lo que es tuyo yo nunca te voy a castigar. Recuerda que para querer a los demás, primero debes de quererte a ti mismo, y no debes de permitir que alguien quiera abusar o lastimarte.Ya te he enseñado que se consigue más con amor que con dolor, pero hay ocasiones en la vida en que es necesario expresaros nuestro fastidio y detener a los que nos quieren maltratar.

Efectivamente, Leonardo conversó con aquel niño, y ahora son buenos amigos. Resulta que en la actualidad ese niño es uno de los primeros en defender a Leo cuando alguien quiere pasarse de vivo con él. 

Felizmente no tuvieron que llegar a la violencia, pero ahora Leonardo ya sabe cuál es la diferencia entre atacar y defenderse. Y que hay batallas que él mismo debe de lucharlas, aunque siempre tendrá a su mamá para apoyarlo.



 

Copyright © 2009 Grunge Girl Blogger Template Designed by Ipietoon Blogger Template
Girl Vector Copyrighted to Dapino Colada