Una cita de película!

sábado, 15 de noviembre de 2014

Con Leonardo tratamos de tener citas juntos donde hacemos cosas que elige él o yo para poder escarparnos de la rutina de la vida cotidiana. Y conforme va pasando el tiempo y él va creciendo se hace más distanciada la frecuencia para poder estar juntos.

Y aunque siempre es especial el tiempo que paso con Leonardo, como en cualquier relación, es bueno tener momentos únicos que alimenten y fortalezcan nuestros lazos para cuando nos toque estar lejos o tener que afrontar difíciles situaciones.

Una de las actividades que más disfrutamos juntos es poder ir al cine, porque es mágico como a través de una inmensa pantalla y un súper sonido podemos transportarnos a los lugares más fantásticos, o conmovernos con las historias más espectaculares; y aunque nada supera a la imaginación cuando nos aventuramos a leer un buen libro, poder visualizar la puesta en escena de la creatividad de otros, nos hace más sensibles a sentir que podemos convertir nuestros pensamientos en realidad.

Y como todavía a esta edad, Leonardo está adquiriendo lo que serán hábitos en su vida adulta, tengo la esperanza que si de pequeño siembro el recuerdo de "salidas especiales", cuando sea todo un hombre aún tenga la necesidad y la motivación de querer salir con su mamá.

Realmente, cuando hacemos las cosas con amor y desinteresadamente salen más que bien, porque como siempre Leonardo logró sorprenderme con su generoso corazón.

Esta historia comienza con un Leonardo preocupado contando sus monedas, que acababa de sacar de su alcancilla, revisando cuánto dinero poseía, porque quería comprar un par de entradas al cine. No hace mucho acababa de cumplir 11 años, y quería saber cuánto dinero necesitaba para poder invitar a "alguien especial" al cine.

Yo sentía mucha curiosidad de saber quien era ese "alguien especial", pero quería que fuera él quien me lo contara y no que se sientiera acechado por mis preguntas de madre celosa. Así que le respondí que el precio de las entradas variaba según el cine y el día. Entonces, Leo me dijo que quería ir el sábado a ver Monster University al Cineplanet de Primavera.

Su respuesta me sorprendió porque hace una semana había ido conmigo a ver la misma película, así que no entendía porque deseaba verla nuevamente y sobretodo estaba claro que no iba a ser yo la invitada especial. Así que me atreví a preguntar sin sonar inquisidora, ¿por qué deseaba volver a ver esa película? ¿No era mejor comprar el DVD en vez de gastar en entradas al cine?

Leonardo me explicó que esa película le había gustado mucho, y quería verla con su nonna María del Carmen, porque ella no la había visto. En ese momento respiré profundo para que no se me fuera a escapar ninguna lágrima de la emoción, porque él quería salir y nacía de su hermoso corazón invitar a mi mamá a ver la película.

Entonces revisé su dinero y le expliqué cuánto le iba a costar las entradas, y me preguntó cuál era el combo de pop corn con chicha que siempre comprábamos. Porque me dejó en claro que no deseaba que su nonna gastará ni un solo sol. Él quería pagar las entradas, el combo para dos y los taxis para tener una cita especial con una persona muy especial para él.

En verdad, lo que tenía no le iba a alcanzar para asumir el costo total de la salida y no quería mentirle, porque nunca lo hago, así que le dije que le podía prestar lo que le faltaba para poder quedar como todo un galán con su nonna. No podía dejar de ser cómplice con semejante acto que me conmovió y me sigue emocionando cada vez que lo recuerdo. Le expliqué qué le debía decir al taxista, que en la ventanilla de las entradas podía comprar los combos, y que luego tenía que reclamar las chichas y el balde de pop corn.

Leonardo estaba muy emocionado porque iba a salir solo con su nonna, a hacer una de sus actividades favoritas, pero sobretodo porque él la iba a invitar. Y me dijo que no le dijera que él iba a pagar porque seguramente mi mamá no lo iba a dejar gastar su dinero.Quería tener un lindo gesto con su abuela, y generar un bello recuerdo para ambos.

Así que después de alistar todo para su salida fue a buscar a mi mamá para invitarla a salir. Ella también quedó sorprendida sobretodo porque Leonardo le dijo que no llevara su monedero, porque él tenía planeada toda la salida. Y se fueron juntos al cine. Sé que se divirtieron mucho y que tanto mi mamá como Leonardo siempre van a recordar ese día.

Y yo estoy más que feliz porque no debo preocuparme de que Leonardo cuando crezca se vaya a olvidar de visitar a su mamá, porque sé que estoy haciendo bien las cosas con él; porque agradezco todos los días del inmenso corazón de mi hijo, que con sus actos de amor me confirma la idea que será un hombre bondadoso.

Sé lo difícil que es ser mamá y mucho más difícil cuando también nos toca hacer de papá, pero si lo hacemos con el amor que nuestros hijos nos inspiran, no duden que un día la recompensa será mayor que todas las vicisitudes que podamos haber pasado. Que si llenamos el corazón de nuestros hijos con actos bondadosos se convertirán en hombres y mujeres de bien.

Y Leonardo, aunque tu vida llena de compromisos nos aleje, recuerda que siempre estaré con los brazos abiertos para recibirte, con el corazón lleno de amor para mimarte y con la paciencia para entenderte y esperarte.



 

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