La felicidad

martes, 2 de abril de 2013

Estábamos viendo la televisión mi hijo y yo, cuando me dijo que él sería el niño más feliz del mundo si tuviera todas las consolas de videojuego: Playstation, Xbox, Wii, etc.

Esa respuesta fue como una espina en el corazón, ¿qué le estaba enseñando a Leonardo que pensaba que la felicidad llegaba al acumular cosas materiales? Nunca iba a poder ser feliz si pensaba que la felicidad se encontraba en las cosas y no en las experiencias.

Así que después de esa respuesta, decidí no decir nada y preferí llevarlo de paseo conmigo para que entendiera qué era felicidad.

Llegó el fin de semana, y nos fuimos al Centro de Lima, en busca de un bonsai que le habían pedido para el curso de Ciencia y Ambiente. Mientras paseábamos por las calles, traté de llevarlo por el recorrido más crudo que podía soportar para su corta edad.

Primero pasamos al lado de un señor que no tenía piernas, y que tirado en el suelo tocaba algunos instrumentos, esperando la caridad de la gente.

Luego, al pasar por otra calle, habían 2 niños de 4 y 5 años, descalzos que bailaban mientras su mamá tocaba algo que hacía las veces de tambor para vender algunas humitas.

Y por último, nos subimos al ómnibus donde se subieron diferentes personas a contarnos sus trágicas vidas para pedir alguna limosna o poder vendernos algún producto.

Leonardo que no estaba acostumbrado a escuchar o ver historias de vida difíciles o tristes empezó a comentar conmigo que le daba mucha pena que hubiera tanta gente que sufría, así que aproveché para empezar con la lección.

Así es amor, hay mucha gente que sufre en la vida, que no ha tenido suerte o que ha tomado malas decisiones, y es por eso que debemos agradecer lo que tenemos, desde la salud, porque tenemos un cuerpo sano que nos permite realizar y experimentar muchas cosas, así como los seres queridos que sean familia o amigos, nos regalan su amor y cariño.

Tú me dijiste el otro día que deseabas tener todas las consolas de juego para sentirte realmente un niño feliz, pero estabas siendo muy injusto con las cosas y gracias que tienes. Las cosas son solo cosas, que con el tiempo se malogran o gastan, que pasan de moda y dejan muchas veces de gustarnos o de hacernos sentir bien. Y la felicidad son los momentos que tenemos en la vida para sentirnos vivos, para experimentar el amor, encontar la amistad, y la alegría de compartir nuestros sueños con nuestros seres queridos.

La felicidad es la facultad de tener los ojos bien abiertos para ver que en la vida nuestro vaso no está medio vacío si no que lo vamos llenando con lindos recuerdos. No hay que vivir lamentándonos de lo que no tenemos, porque como has visto, hay mucha gente que tiene menos que nosotros, y aún así encuentra motivos para poder sentirse en algunos instantes feliz.

Está bien que quieras cosas para que tu vida sea más cómoda, o para que puedas disfrutar de nuevas experiencias, pero que lo que no tienes no se convierta en un impedimento para no darte cuenta que tienes muchos motivos para ser feliz.

Parece que mis palabras lo hicieron reaccionar, porque me abrazó muy fuerte y me dijo que no iba a estar triste porque las cosas que no tenía, y que iba a empezar a ser más agradecido.

Al final de nuestros días, el único equipaje que nos llevaremos, en el viaje al más allá, son los recuerdos de las experiencias que fuimos acumulando, lo que nos causó alegría, nos emocionó o divirtió, así que es mejor empezar a disfrutar la felicidad de estar vivos porque solo tenemos una oportunidad.
 

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